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LA ORACIÓN: Un Devocional para Conectar con Dios y Transformar tu Vida

Foto del escritor: Hugo MoctezumaHugo Moctezuma

El Impacto de la Oración en la Vida de los Discípulos de Jesús


¿Sabes qué fue lo que más impactó a los discípulos de Jesús? No fue cuando sanó con saliva a un ciego ni cuando resucitó a un muerto, tampoco cuando sacó una moneda de la boca de un pez y aún menos, cuando echó fuera los demonios y los puso en los cerdos, sino cuando oró.


Descubriendo la Verdadera Oración: Hablar con Dios desde el Corazón


La oración de Jesús

Lucas 11:1 NBV “Un día que Jesús estaba orando en cierto lugar, al terminar uno de sus discípulos le dijo: Señor, enséñanos a orar, así como Juan enseñó a sus discípulos..”


Ellos querían ORAR como Jesús. Es diferente “rezar” y “orar”. Rezar es recitar, repetir como esos periquitos que lo hacen sin comprender que dicen, lo que el corazón de otra persona ha querido decirle a Dios y eso a Él no le gusta. Mientras que, Orar es hablar espontáneamente a Dios lo que hay en nuestro propio corazón. Es tener comunicación directa con nuestro Creador, como si tuviéramos su número celular y pudiéramos llamarlo, sin necesidad de tener saldo en el nuestro.


La Importancia de la Oración Auténtica y Personal


La oración auténtica y personal es fundamental en nuestra relación con Dios. Él no busca repetición vacía de palabras, sino una comunicación sincera desde lo más profundo de nuestro corazón. Sabemos que Dios conoce incluso nuestros pensamientos más íntimos, por lo que podemos acercarnos a Él con total honestidad y transparencia.


Cuando oramos desde el corazón, sin máscaras ni pretensiones, abrimos las puertas para experimentar una conexión más profunda con nuestro Creador. No se trata de recitar fórmulas preestablecidas, sino de expresar nuestros sentimientos, deseos, alegrías y preocupaciones ante Aquel que nos escucha atentamente.


El versículo bíblico en Mateo 6:7 nos enseña que no es la cantidad de palabras lo que importa, sino la calidad de nuestra comunicación con Dios. No se trata de una competencia para llenar el tiempo de oración con largas oraciones, sino de cultivar una relación íntima con nuestro Padre celestial.


Oración es tener tiempo de calidad con Dios.


Cuando pasamos tiempo genuino en oración, apartándonos del ruido y las distracciones, tenemos la oportunidad de escuchar la voz de Dios y recibir su dirección. Es en esos momentos de intimidad que podemos experimentar las sorpresas que Dios tiene reservadas para nosotros, bendiciones, revelaciones y transformaciones en nuestras vidas.


Así que, invito a dedicar minutos con los hombres y horas con Dios. Permítele acceso total a tu corazón y compártele tus pensamientos más profundos. No hay nada que puedas ocultarle, porque Él ya lo sabe todo. La oración desde el corazón y con toda la honestidad es un acto de confianza y entrega total a nuestro amoroso Padre celestial.


¡Confía en que Dios te escucha y responde a tus oraciones!


El Padre Nuestro: Un Modelo de Oración y Estándar de Vida


La oración correcta

Lucas 11:2-4 NBV “Él les dijo: Cuando oren, digan: «Padre, santificado sea tu nombre. Venga tu reino. Danos hoy nuestro pan de cada día. Y perdónanos nuestros pecados, porque también nosotros perdonamos a todos los que nos hacen mal. Y no nos metas en tentación.”


¿Cómo le podríamos decir a alguien Padre si no estamos dispuestos a comportarnos como sus hijos? Muchos hablan con Dios como alguien tan lejano, antiguo u extraño, le dicen: “Oh, Santísimo, todo poder y gloriaaaa...”. La oración del Padre Nuestro más que un modelo de oración fue un ejemplo de estándar de vida porque conforme es nuestra oración, debe ser como vivimos.


La Actitud Correcta en la Oración: Diálogo con el Padre Celestial


“...pasa minutos con los hombres y horas con Dios.”

Si con nuestras palabras le decimos “Padre Nuestro”, en nuestra práctica diaria debemos demostrarle que sí lo es. Recuerda que Él conoce tu corazón y tus pensamientos y no le podemos engañar. Yo no le hablo así a mi papá, sino que lo hago con confianza, con amor... Hasta tengo muchas formas cariñosas de decirle como papito, por ejemplo. Así que, simplemente háblale de lo que está en tu corazón y de todo lo que quieres expresarle, sin olvidarte que Dios tiene oídos y que quiere responderte. Esto quiere decir que, no puede ser un monólogo la oración que le diriges sino un diálogo entre un Padre y su hijo. No le digas “Nuestro” cuando dentro de ti hay egoísmo y solo piensas en ti mismo. Primero yo, después yo, luego yo. Esa es la oración del fariseo que oraba consigo mismo. No le digas así, si solo ves el espejito para preguntarle: ¿Quién es el más importante? Hay personas que cuando oran se acercan a sus necesidades, pero no a Dios. No seas de ese tipo de personas.


Vivir la Oración: Honrando a Dios en cada Palabra y Acción


Le dices “Estás en los cielos” pero no lo haces de corazón. Si solo tienes en tu mente las cosas de esta tierra y te amontonas de ellas, pero no las disfrutas descuidando tu área espiritual que es la verdaderamente valiosa... entonces no lo hagas.


Decir “Santificado sea tu nombre” es muy grande. Si eres de los que dicen: “Ni que fuera monja para vivir en santidad. Eso ya pasó de moda. ¡Santos! Solo el apellido porque santos ya no existen solo en estampitas”. Tu vida tiene que honrar a Aquel al que oras y Dios es tres veces Santo.


La oración de obediencia

Decimos “venga tu reino” pero porque piensas que solo tú serás el rey y por ello ya nunca recibirás órdenes de nadie. Dejas que Dios sea el copiloto, pero no el Rey y Señor de tu vida... El asunto es que no funciona así pues o Dios es Dios de todo o no es Dios de nada.


Tampoco intentes decirle “Hágase tu voluntad” cuando no quieres aceptarla y reniegas cuando las cosas no salen como quieres. Por dolorosa que sea, aprende que TODO lo que te sucede es con un propósito. No existen “Dios es Dios de las casualidades sino las diosidencias.


La Sinceridad en la Oración: Perdón, Tentación y Liberación


Menos digamos “Y no nos metas en tentación” cuando yo mismo voy en busca de la tentación y me expongo. Decimos “es que la carne es débil”. Eso no justifica que me voy a dar dos veces con la misma piedra. No olvides que tu enemigo está al “acecho” como león que no come carne fresca en meses. Así que, quiere almorzarte... No seas tonto y no caigas en la trampa.


Por último, no te atrevas a decirle “Líbrame del mal” si ni nosotros mismos estamos dispuestos a salir de todo aquello que sabemos que está mal. Queremos tener un Libertador, alguien que haga el trabajo por nosotros, pero sin el mayor esfuerzo. Tienes que entender que, un soldado para salir conquistador tiene que luchar con toda su armadura puesta, hasta agotar el último cartucho.


Conclusion


¿Qué tal si esta noche, antes de acostarte, le dedicas unos minutos a Dios y le hablas como a tu verdadero Padre? Dile todo lo que está en tu corazón, tus alegrías, tus preocupaciones, tus sueños. Permítele ser parte de tu vida, no solo con palabras, sino con acciones que lo honren y reflejen su amor y su verdad. Recuerda, la oración no es solo una práctica religiosa, es un diálogo vivo con el Creador del universo.



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ACERCA DE 

Pr. Hugo G. Moctezuma es un hijo de Dios que te puede ayudar en lo que necesitas

Es un gusto para mi, cómo tu servidor, presentarte a #Cristo quien es nuestro camino, la verdad y la vida como lo dice Juan 14:6

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