Dios cumple sus promesas
A todos sin excepción se nos ha dado una medida de fe, y es a través de esa medida de fe que podemos ver las promesas de Dios manifestarse en nuestras vidas. Debes darle voz a tu fe. Tenemos que creer que lo que Dios nos ha prometido se cumplirá. Cada mañana, al levantarte, agradece a Dios porque sus promesas se cumplen en tu vida. ¿Aunque no las veas? Sí, agradece. Las promesas de Dios sobre tu vida permanecen. Donde hay fe, todo es posible.
"Las promesas de Dios sobre tu vida siguen en pie. Donde hay fe, todo es posible."
Las promesas empiezan como semillas. No suceden de la noche a la mañana, siempre involucran un período de espera. Desde el momento en que oramos hasta el tiempo en que vemos el cumplimiento, se le llama "la prueba de nuestra fe". Es en ese momento cuando muchas personas se desaniman y se rinden. Empiezan a creer pensamientos negativos: nunca sucederá, está tardando demasiado, ya me hice viejo. Pero esa semilla está inactiva, aún vive, todavía tiene potencial. Tienes que hacer tu parte y comenzar a regarla. ¿Cómo la riegas? Agradeciendo anticipadamente, creyendo en Dios a pesar de no tener respuesta inmediata, y no olvidando quién te hizo la promesa. ¡Él nunca miente!
"Tienes que agradecer a Dios que la respuesta ¡está en camino!"
Hoy, sin importar lo que estés enfrentando, Dios es más grande que todo ello. Él tiene la respuesta y está trabajando por tu bien, tras bambalinas. A lo largo del día, di: "Dios, gracias porque todo lo que toco prospera y triunfa. Gracias porque tu favor me rodea como un escudo" (Salmos 5:12).
A veces, mientras más creemos y más oramos, menos probable parece. Es fácil aceptar y dejar morir la semilla antes de que germine. No importa cuánto tiempo haya pasado, no pierdas la fe. Tu momento está por llegar. Dios siempre lleva las cuentas. Él ve cada semilla que has sembrado en tu vida.
"Lo que el hombre siembre, eso también segará" (Gálatas 6:7). No des por perdida esa promesa. ¡Sigue creyendo! ¿Amas a Dios?
¡Él siempre está pendiente de ti! No se olvida, no te deja. Deja de hablar constantemente sobre la situación por la que estás pasando. ¡Decide superarla ya! No aceptes tu situación presente, temporal, como tu condición permanente. Toma la resolución de continuar con tu vida y de cumplir con tu propósito divino a pesar de tus circunstancias actuales.
2 Corintios 4:18 no mirando nosotros las cosas que se ven, sino las que no se ven; pues las cosas que se ven son temporales, pero las que no se ven son eternas.
"Dios quiere que cada uno de nosotros supere cualesquiera que sean las situaciones que enfrentemos. No debemos ser movidos por lo que vemos, sino por lo que no vemos" (2 Corintios 4:18). Camina por fe, aunque no veas. Si crees en sus promesas y las haces tuyas, comenzarás a ver que tus circunstancias se alinean con la Palabra y la voluntad de Dios; tal vez no inmediatamente, pero al final sucederá.
"Es, pues, la fe la certeza de lo que se espera, la convicción de lo que no se ve" (Hebreos 11:1).
En conclusión, la fe es el cimiento sobre el cual descansan las promesas de Dios en nuestras vidas. Nos ha sido dada una medida de fe, y es nuestra responsabilidad cultivarla y darle voz. Aunque el cumplimiento de las promesas pueda tardar y enfrentemos períodos de espera y prueba, debemos mantenernos firmes y agradecidos, confiando en que Dios cumple lo que promete. La semilla de la promesa puede parecer inactiva, pero sigue viva y tiene potencial. Al regarla con gratitud y confianza, veremos cómo nuestras circunstancias se alinean con la voluntad divina.
Dios trabaja en nuestro favor tras bambalinas, y su favor nos rodea como un escudo. No permitamos que el desánimo y los pensamientos negativos nos desvíen de nuestra fe. Recordemos que Dios ve cada semilla que hemos sembrado y que lo que sembramos, cosecharemos en su debido tiempo. Mantengamos la esperanza viva, creyendo que nuestro momento llegará y que Dios, quien no miente, cumplirá su palabra.

Por tanto, caminemos por fe y no por vista, confiando en que las promesas de Dios se manifestarán en nuestras vidas. A pesar de las adversidades, sigamos adelante con la certeza de que Dios está con nosotros, guiándonos y bendiciéndonos en cada paso del camino. "Todo es posible para el que cree" (Marcos 9:23), y en esta verdad, encontramos la fortaleza para perseverar y alcanzar el propósito divino que Dios ha planeado para cada uno de nosotros.
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