CONFIANDO EN DIOS EN TIEMPOS DE FRACASO
Cuando vienen los momentos de prueba y las nubes cubren el cielo, es cuando más cerca estamos de Dios y tenemos que prestar atención para aprovechar la oportunidad de aprender. Como dice la Escritura: “Esta leve tribulación momentánea.” viene para que veamos la Gloria de Dios.
Puede que hoy estés viviendo frustración y sin embargo, verás la poderosa mano de Dios contigo en cada paso.
La vida es una mezcla de momentos. Hay muchas alegrías y también situaciones difíciles que atravesar. Y aunque a veces, no comprendamos el porqué de la cuestión, detrás siempre hay una razón de la cual podremos aprender.
La Biblia dice
“Si alguien se alegra, alégrense con él; si alguien está triste, acompáñenlo en su tristeza” Romanos 12:15 NBV.
Es más fácil compadecerse de quien se encuentra en un momento duro, que alegrarse cuando a otro le va mejor que a nosotros mismos. Sin embargo, ¿qué pasa por nuestro corazón?
DIOS AMA LA HONESTIDAD.
Debemos reflexionar y ser sinceros delante de Dios para que no se halle en nuestro corazón ningún rastro de envidia, competencia o soberbia. Puede ocurrir que el progreso y la felicidad de otros produzca frustración en nosotros. La actitud correcta no es poner nuestra atención en lo que nos falta sino saber que, si Dios ha bendecido en gran manera a otro, entonces también lo puede hacer con nosotros también.
Gálatas 6:7 Reina-Valera 1960 No os engañéis; Dios no puede ser burlado: pues todo lo que el hombre sembrare, eso también segará.
A veces, Dios permite el fracaso porque sale a luz lo que está oculto en el corazón. Lo cual no nos tiene que herir, sino llevarnos a crecer.
Elías estaba en un arroyo, recibía provisión hasta que de repente, el arroyo se le secó. Esto no se produjo para que Elías muriera de sed, sino para que todos vieran milagros en Sarepta. Cuando una puerta se cierra, de seguro otra se está abriendo porque Dios lo permite.
Cada uno de nosotros tiene un propósito y un llamado. Así que, hay siempre una buena razón para levantarse cada mañana... Solo falta descubrirla y no descansar hasta lograrla.

José “el preferido de su padre Jacob” provocó la envidia de sus hermanos quienes planearon matarlo. Pero como Dios tenía un plan para José, estos hombres violentos, decidieron venderlo como esclavo antes que mancharse con la sangre de su hermano. Fue así que, terminó en Egipto, al servicio de Potifar, el capitán de la guardia del Faraón y pronto una situación injusta lo llevó a la cárcel. Allí siguió confiando en Dios y pudo interpretar el sueño de un compañero de celda que le prometió sacarlo de allí. Pasó el tiempo y esa ayuda se desvanecía en el aire hasta que el mismo Faraón tuvo un sueño que nadie podía entender, allí fueron en busca de José. Y este no solo le dio la interpretación, sino que también ofreció un plan de ahorro para ayudar a la economía del imperio. Esto sorprendió tanto que terminó siendo el segundo en autoridad en Egipto. Pasó el tiempo y vino la hambruna. Solo el imperio egipcio tenía alimento de sobra. Fue allí cuando los hermanos de José acudieron en busca de alimento. Pero no se encontraron con el débil hermano, sino que vieron a un hombre tan cambiado que ni siquiera pudieron reconocerlo. Ya no era simplemente un “soñador “sino que era alguien que había pasado por muchos fracasos y había conocido de cerca la gloria de Dios.
En Génesis 50:20 NBV vemos su reacción: “En lo que a mí respecta, Dios convirtió en bien el mal que ustedes quisieron hacerme, y me puso en el alto cargo que ahora desempeño a fin de que salvara la vida de mucha gente”.
Dios cambió lo malo en bendición. Dios es el único que puede sacar algo bueno de lo malo. Tenemos que estar agradecidos con Dios en todo momento.
Romanos 8:28 NBV “Además, sabemos que si amamos a Dios, él hace que todo lo que nos suceda sea para nuestro bien. Él nos ha llamado de acuerdo con su propósito.”
Si amas a Dios, entonces estás encaminado a llegar a un buen propósito. Todo lo que se interponga en el camino, será quitado del medio para que puedas cumplir con los planes para los cuales has nacido.
Pedro pensaba que había nacido para ser un simple pescador. Su labor no le estaba dando los frutos esperados, cuando llegó un día en el que solo había frustración en su mirada y redes vacías, hasta que apareció Jesús.
Lucas 5:1-11
La pesca milagrosa
(Mt. 4.18-22; Mr. 1.16-20)
5 Aconteció que estando Jesús junto al lago de Genesaret, el gentío se agolpaba sobre él para oír la palabra de Dios. 2 Y vio dos barcas que estaban cerca de la orilla del lago; y los pescadores, habiendo descendido de ellas, lavaban sus redes. 3 Y entrando en una de aquellas barcas, la cual era de Simón, le rogó que la apartase de tierra un poco; y sentándose, enseñaba desde la barca a la multitud. 4 Cuando terminó de hablar, dijo a Simón: Boga mar adentro, y echad vuestras redes para pescar. 5 Respondiendo Simón, le dijo: Maestro, toda la noche hemos estado trabajando, y nada hemos pescado; mas en tu palabra echaré la red. 6 Y habiéndolo hecho, encerraron gran cantidad de peces, y su red se rompía. 7 Entonces hicieron señas a los compañeros que estaban en la otra barca, para que viniesen a ayudarles; y vinieron, y llenaron ambas barcas, de tal manera que se hundían. 8 Viendo esto Simón Pedro, cayó de rodillas ante Jesús, diciendo: Apártate de mí, Señor, porque soy hombre pecador. 9 Porque por la pesca que habían hecho, el temor se había apoderado de él, y de todos los que estaban con él, 10 y asimismo de Jacobo y Juan, hijos de Zebedeo, que eran compañeros de Simón. Pero Jesús dijo a Simón: No temas; desde ahora serás pescador de hombres. 11 Y cuando trajeron a tierra las barcas, dejándolo todo, le siguieron.
¿Qué hacer ante una situación frustrante?
v.3 Invita a Jesús para que la situación cambie, tenemos que dar acceso completo a Dios en nuestras vidas. Nosotros tenemos un límite, pero si Dios
está a nuestro lado, siempre nos guiará a lugares de abundancia. Cuando Jesús es el Señor de tu corazón, todo toma otro sentido.
v.4 Reconozcamos nuestra dependencia de Dios pues es necesario admitir que los esfuerzos personales no son suficientes. Solo Dios tiene la salida a tu necesidad.
Cuando Jesús le dijo a Pedro que volviera a pescar, él no estaba muy convencido de hacerlo, sin embargo, obedeció y se llevó una gran sorpresa. De igual manera, cuando le hacemos caso al Señor, también vemos que nuestra vida va siendo encaminada a bien.
Espera la intervención de Dios, los tiempos van a cambiar.
Dios hará un milagro donde menos te lo esperas. Pedro pasó de cero a la abundancia. ¿Por qué no puede ocurrir contigo? Solo tienes que creer y descansar en las promesas de Dios.
Pedro cayó de rodillas, tú estarás sobre tus rodillas muy pronto agradeciendo su bendición abundante.
Es vital obedecer a Dios y esperar su intervención divina. Así como con Elías, José y Pedro, el Señor nunca llega tarde. Solo confía en Dios que te ama y te anima a permanecer a pesar de cualquier circunstancia.
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