Aprender a orar
El mayor fracaso en la vida para muchos cristianos es no aprender a orar. No hay ningún pecado en su vida que la oración apropiada no pueda evitar. No hay necesidad en su vida que la oración apropiada no pueda suplir. Por eso pongo énfasis en que no hay nada fuera del alcance de la oración, a menos que no sea la voluntad de Dios. ¡Qué necios somos si no aprendemos a orar!

Es importante que miremos el modelo de oración que nuestro Señor nos dio en Mateo 6:9-13. Aquí él nos dice cómo orar.
Personas de oración
Mateo 6:9 donde dice: ''Vosotros, pues, orad así: Padre nuestro que estás en los cielos, santificado sea tu nombre".
¿Quiénes están incluidos en esta oración? Un hijo y su Padre. Nos acercamos a Dios hablándole a él como nuestro Padre. Es importante entender esto porque la oración que prevalece es real para los hijos de Dios.
Usted podría decir que esto se puede dar por hecho porque todos somos hijos de Dios.
¡No, no todos! No todos somos hijos de Dios. Jesús les dijo a los fariseos que no
eran salvos:
''Vosotros sois de vuestro padre el diablo, y queréis satisfacer los deseos de vuestro padre..." (Juan 8:44).
¿Quiénes son los verdaderos hijos de Dios? La Biblia dice en Juan 1:12 que Dios es dio derecho de llamarse hijos de Dios a los que recibieron a Jesús, a los que creyeron en su nombre. Así que no todo el mundo es hijo de Dios, ¡sólo los creyentes!
Los Hijos de Dios
A menudo escuchamos a la gente hablar de la paternidad universal de Dios y la hermandad del ser humano. Eso no es correcto. Dios no es el Padre universal de todos, y no necesariamente todos los seres humanos son hermanos. Podemos ser hermanos en nuestra humanidad, pero en lo espiritual no somos hermanos hasta que nacemos en la familia de Dios y tenemos un Padre en común. Dios llega a ser nuestro Padre cuando nacemos en su familia. Algunos pueden argumentar diciendo que debido a que Dios nos creó, él es nuestro Padre.

Dios también creó las ratas, las cucarachas, los buitres y las serpientes, pero ¡no es padre de ellos! Dios no se convierte en el padre por el acto de la creación. Dios llega a convertirse en nuestro padre por el nuevo nacimiento, el nuestro.
Lo primero que debe ocurrir, si quiere que sus oraciones sean respondidas y que sean poderosas, es convertirse en hijo de Dios. Para ser hijo de Dios, usted debe recibir al Señor Jesucristo como su Salvador. ¿Lo ha hecho? ¿Vive Cristo en su corazón? Si es así, entonces usted está listo para orar.
El propósito de la oración
Mateo 6:10 dice: "venga tu reino, sea hecha tu voluntad, como en el cielo así también en la tierra". La oración tiene un único propósito: que la voluntad de Dios se haga.

La oración no es un ejercicio en el que doblegamos la voluntad de Dios y hacemos que se ajuste a nuestra voluntad. Muchas personas tienen la idea de que la oración es decirle a Dios que haga algo que por lo general no querría hacer. Esto no es verdad. La oración es buscar la voluntad de Dios y seguida. La oración es la forma de lograr que la voluntad de Dios se haga en la tierra. Algunos dicen: "Sabía que debía haber una trampa en esto. Todo lo que logro es tener la voluntad de Dios. Yo no la quiero si no obtengo lo que deseo". Si usted piensa de esta manera, déjeme decirle que Dios quiere para usted lo que usted querría para sí mismo si tuviera suficiente lógica para quererlo. La voluntad de Dios es lo mejor para usted. La voluntad de Dios no es algo que usted tiene que hacer. La voluntad de Dios es algo que usted consigue hacer.
La provisión de la oración
Mateo 6:11 dice: "El pan nuestro de cada día, dánoslo hoy". El Señor nos está diciendo que de una manera práctica él suplirá nuestras necesidades. Uno de los versículos más poderosos en toda la Biblia es: "Mi Dios, pues, suplirá toda necesidad vuestra, conforme a sus riquezas en gloria en Cristo Jesús" (Filipenses 4:19).
No dice: "Mi Dios, pues, suplirá todo lo que quieran", porque hay momentos en los que queremos tener cosas que no necesitamos. También hay tiempos en los que necesitamos cosas que no queremos. Mi padre decía: "Estás necesitando un castigo", y tenía razón. Yo lo necesitaba, pero no lo quería. Dios suplirá todas nuestras necesidades y más según sus riquezas. No dice fuera de sus riquezas. Un millonario puede darle 10 monedas de sus riquezas, pero eso no significa que sea conforme a sus riquezas. Pero mi Dios suplirá toda necesidad
conforme a sus riquezas en gloria en Cristo Jesús. Nosotros podemos acercarnos y decir: "Padre, dame hoy mi pan diario".

Un día, cuando estemos en el cielo, el Señor podrá llevarnos a un gran armario, abrirlo y decirnos: "Mira adentro. ¿Ves todas esas cosas? Eran tuyas. Son provisiones que hice para ti, pero como preferiste las naranjas agrias, eso es lo que obtuviste". No recibiste porque no pediste. Esta es la provisión de la oración: "El pan nuestro de cada día, dánoslo hoy".
El perdón de la oración.
Mateo 6:12 dice: "Perdónanos nuestras deudas, como también nosotros
perdonamos a nuestros deudores".
• A veces la oración no es respondida porque no oramos a Dios como Padre, pues
nunca hemos sido salvos.
• A veces la oración no es respondida porque no oramos en la voluntad de Dios.
No estamos diciendo: "venga tu reino, sea hecha tu voluntad". En cambio,
decimos: "Venga mi reino, sea hecha mi voluntad".
• A veces nuestras oraciones no son respondidas porque no pedimos. Simplemente
no decimos: "Padre, dame lo que necesito".
• Además, nuestras oraciones a veces no son respondidas porque hay pecado sin
confesar y sin arrepentimiento en nuestra vida.
Junto con pedir lo que necesitamos, debemos recordar que necesitamos perdón.
Por eso nuestro Señor nos enseñó a orar: "Perdónanos nuestras deudas, como también
nosotros perdonamos a nuestros deudores".

La protección de la oración
Otro aspecto importante de la oración es la protección que viene con ella. Mateo6:13 dice: ''Y no nos metas en tentación, mas líbranos del mal". Existe el diablo que es real y que quiere impedir que usted permanezca en oración. Él le dice a sus demonios:
"Eviten que tal persona ore. Si logran impedido, podemos vencerlo siempre. Pero si ora,
¡siempre nos vencerá!".
Se ha dicho que el diablo tiembla cuando ve de rodillas al santo más débil. Así que, hermano, necesitamos orar. "Señor, no nos metas en tentación".
Y eso plantea una pregunta real. ¿Dios nos tienta? Santiago 1:13 dice que Dios no tienta a nadie.
En 2 Pedro 2:9 también dice que: "entonces el Señor sabe rescatar de la prueba a los piadosos...". Así que este pasaje de la oración del Señor puede traducirse, "guíanos a fin de que no caigamos en tentación". Debemos orar a diario para que el Señor nos libre.
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