JESUS NAVEGA EN MI BARCA
Mateo 14:22-24
Jesús anda sobre el mar
En seguida Jesús hizo a sus discípulos entrar en la barca e ir delante de él a la otra ribera, entre tanto que él despedía a la multitud. 23 Despedida la multitud, subió al monte a orar aparte; y cuando llegó la noche, estaba allí solo. 24 Y ya la barca estaba en medio del mar, azotada por las olas; porque el viento era contrario.
¿Qué hace Jesús mientras nosotros estamos en la barca?
¿Qué hace mientras las olas golpean con fuerza?
Él está orando por nosotros, no es indiferente a las tempestades que ocurren en nuestras vidas. ¿Cuántas veces nos hemos sentido solos? es en esos momentos donde sacamos fuerzas que no tenemos para estar de pie, y nosotros mismos pensamos ... cómo lo estoy logrando. y es porque Jesús está orando por
nosotros.
Jesús sabe que nosotros necesitamos de su oración para mantenernos firmes, por ello cuando las olas golpeen tu vida muy fuerte... recuerda ¡Jesús está orando por ti! A veces pensamos que Dios se olvidó de nosotros, que lo que estamos pasando es muy fuerte, que Él está ocupado con otras cosas y que lo nuestro es insignificante.
Dios nunca está más lejos de nosotros que a una oración de distancia.
Cuando sientas que tus pies no te puedan sostener, arrodíllate. ¡De Dios vendrán nuevas fuerzas! Nunca somos tan altos como cuando estábamos de rodillas delante de Dios reconociendo nuestra necesidad de Él. Si hoy pudiéramos escuchar la oración de Jesús por nosotros, no tendríamos miedo a enfrentarte a un millón de problemas o enfermedades porque tendríamos la seguridad que Él está de nuestro lado. No le demos poder a lo que nos quita la paz.
Jeremias 33:3
Clama a mí, y yo te responderé, y te enseñaré cosas grandes y ocultas que tú no conoces.

“Mientras despedía a la multitud, Jesús les pidió a los discípulos que se subieran a la barca y se fueran al otro lado del lago. 23- 24 Al quedarse solo, Jesús subió al monte a orar. La noche sorprendió a los discípulos en medio de las aguas agitadas y luchando contra vientos contrarios.”
Lo mismo que les sucedía a los discípulos, nos sucede a nosotros. A veces no reconocemos a Dios en el panorama y nos llenamos de miedo. Las olas, la bulla, los demás, nuestros pensamientos... no nos dejan reconocer que Dios está ahí y comenzamos a creer que nos ha dejado solos.
Entonces, cuando el temor llame a tu puerta, manda a tu fe a abrirle y te darás cuenta de que no habrá nadie tocando.
1 Pedro 5:7 NBV “Dejen en las manos de Dios todas sus preocupaciones, porque él cuida de ustedes.” El mejor lugar para poner lo que nos preocupa es en las manos de Dios, no en tu cabeza. Es decisión nuestra si tomamos el café de la ansiedad o tomamos un extra expreso de café de nuestra fe. Escuchemos las palabras de Jesús
v.27 NBV “ Pero Jesús inmediatamente les gritó: ¡Calma! ¡No tengan miedo! ¡Soy yo!” Jesús siempre responde enseguida y nos dice: “Cálmate. Yo SOY, lo que necesitas. Soy tu pronto auxilio, no hay nada que temer”. ¡Él está en control! .
V.28-29 NBV “Señor le respondió Pedro, si realmente eres tú, ordena que también yo camine sobre el agua y vaya hasta donde tú estás. Está bien; ¡ven! Sin vacilar, Pedro salió por la borda y caminó sobre las aguas hacia Jesús.” El acto de Pedro de caminar por el mar, más su paso valiente lo lleva a experimentar algo sobrenatural. Existe gente que piensa que para alcanzar un milagro solo debe tener fe, pero deben tener también obediencia, por eso no alcanzan lo que desean. La obediencia va mas allá de lo que pensamos, sentimos o deseamos.
Y no nos podemos olvidar de la fe, pues cuando Pedro recibió la orden, actuó... no pensó, él solo hizo lo que tenía que hacer. Él no miró las olas, no escuchó a los demás discípulos que gritaban que era un fantasma, no sintió el viento frío que soplaba, no pensó... solo confió en la orden que le dio Jesús y se arriesgó al máximo, hasta exponer su vida. Eso es fe... No pienses ni escuches nada que no te deje avanzar en tu camino. La fe es como una linterna, no importa lo oscuras que parezcan las cosas pues ella te ayudará a encontrar lo que buscas. v.30-32 NBV “Pero al percatarse de lo que hacía y de la inmensidad de las olas que se le echaban encima, sintió miedo y comenzó a hundirse. ¡Señor, sálvame! gritó horrorizado. Extendiendo la mano, Jesús lo sujetó y le dijo: ¡Hombre de poca fe! ¿Por qué dudaste? Cuando subieron a la barca, los vientos cesaron. Es normal tener miedo, esta bien no estar bien. ¿Qué debemos hacer en esos momentos? Decirle ¡Sálvame Jesús! Y ¿qué hará Jesús? Extender su brazo para ayudarnos.

La fe es acción, tu fe podrá mover montañas, pero para eso necesitas ejercitarla. Cuando ya hemos comenzado a actuar, debemos afrontar el miedo con valentía y seguir. Jesús sujetó a Pedro, yo quiero creer que lo abrazó y le dijo: “¿Por qué dudaste? Y ambos subieron a la barca. Cuando Jesús está en nuestra barca no hay nada que temer. Él se hace cargo de todo... Confía.
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