UN ENCUENTRO CON DIOS EN LA CUEVA
1 Samuel 13:6-7
Cuando los hombres de Israel vieron que estaban en estrecho (porque el pueblo estaba en aprieto), se escondieron en cuevas, en fosos, en peñascos, en rocas y en cisternas. 7 Y algunos de los hebreos pasaron el Jordán a la tierra de Gad y de Galaad; pero Saúl permanecía aún en Gilgal, y todo el pueblo iba tras él temblando.
"Los momentos de prueba o de cueva, siempre surgen cuando uno está en aprietos y la mejor solución a nuestro parecer es huir a una cueva.
"Aunque pase por valles tenebrosos, no temeré mal alguno, porque tú estás conmigo; tu vara y tu cayado me infunden aliento." (Salmos 23:4)
"Una cueva siempre es oscura pues dentro de ella nunca podremos tener visión ni sueños, tenemos que salir a la luz de Dios para poder renovar nuestra mente y entender todo lo bueno que Él tiene para nosotros. Jesús les habló otra vez, diciendo: Yo soy la luz del mundo; el que me sigue no andará en tinieblas, sino que tendrá la luz de la vida." (Juan 8:12)
"Existen otros que se esconden en los matorrales, arbustos bajos y de poco fruto, es allí donde viene el estancamiento, eso es cuando nos escondemos en nuestras limitaciones. Pero la semilla sembrada entre espinos representa a los que escuchan el mensaje, pero las preocupaciones de la vida y el engaño de las riquezas los ahogan, de manera que no llegan a dar fruto." (Mateo 13:22)
"Unos se esconden en las rocas, que tipifica la dureza de corazón. Es decir, donde cae la Palabra pero el corazón ya no la recibe igual, donde la expectativa por las cosas de Dios y por servirlo... se va perdiendo. Ya no te sientes la misma persona, vas a una cueva de rocas en donde poco a poco te terminas convirtiendo en una de ellas." - "El que tiene oídos para oír, que oiga. Y él les dijo: A vosotros se os ha dado el misterio del reino de Dios; pero a los que están fuera, todo se presenta en parábolas, para que viendo, vean y no perciban; y oyendo, oigan y no comprendan, no sea que se conviertan y sean perdonados." (Marcos 4:9-12)
"Algunos se esconden en los pozos... Los pozos de la desesperación como en el Salmo 40...
pozos de inmadurez por donde Dios en algún momento nos ha dejado entrar, para ser el blanco de calumnias de mentiras... Es allí donde tu autoestima es probada, donde te sientes rechazado. Pero recuerda que Jesús te ayuda a vencer el miedo y a salir victorioso de cualquier situación difícil."
"Elías, en 1 Reyes 19, venía de tener una victoria frente a los profetas de Baal y es entonces que recibe una amenaza de la reina Jezabel. Charles Spurgeon en su libro “Discurso a mis estudiantes” dice que el momento donde más sensibles somos al desánimo es después de un gran éxito. Pero Jesús te ayuda a vencer el miedo y a mantener tu fe en momentos de adversidad."
"1 Reyes 19:2 NBV
“... ella le envió este mensaje a Elías: «¡Te juro por mis dioses, que mañana, a esta misma hora, tú serás hombre muerto! ¡Así como mataste a mis profetas, yo te mataré a ti!».” En cualquier otro momento, Elías hubiera tomado ese mensaje con toda calma, pero después de todo lo que acababa de hacer, el mensaje lo aplastó y lo hizo huir. Pero Jesús te ayuda a vencer el miedo y a confiar en Su protección."
"1 Reyes 19:3 NBV “
Elías entonces huyó para salvar su vida. Se fue a Berseba, ciudad de Judá, y dejó a su siervo allí.” Elías dejó de mirar a Dios y comenzó a mirar sus circunstancias. Cuando dejas de mirar a Dios, tus problemas se hacen grandes y tu Dios pequeño. Pero recuerda que Jesús te ayuda a vencer el miedo y a encontrar esperanza en medio de la oscuridad."
"V.4 “Luego se internó en el desierto. Después de caminar todo un día, se sentó bajo un arbusto, y sintió deseos de morir." Pero Jesús te ayuda a vencer el miedo y a encontrar fuerzas en Su amor. "Venid a mí todos los que estáis cansados y cargados, y yo os haré descansar." (Mateo 11:28)
Aunque es cierto que enfrentamos momentos de adversidad, no debemos olvidar que Jesús es nuestro intermediario y nuestro defensor ante el Padre. Él es nuestro gran sumo sacerdote que intercede por nosotros y nos ayuda a vencer nuestros miedos y desánimos.
Cuando no tengamos fuerzas para buscar a Dios por nuestra cuenta, podemos acudir a Jesús como nuestro mediador y confiar en que Él nos guiará y fortalecerá.
En Hebreos 4:16 se nos dice:
“Por tanto, acerquémonos confiadamente al trono de la gracia para que recibamos misericordia y encontremos gracia para el oportuno socorro”.
En vez de centrarnos en nuestras circunstancias difíciles, debemos enfocarnos en la verdad de que Jesús es nuestro intermediario y puede ayudarnos a superar cualquier desafío. Entonces, busquemos a Jesús y confiemos en su poder y amor para guiarnos a través de los valles más oscuros.
1 Corintios 10:12
Así que, el que piensa estar firme, mire que no caiga.
Nunca somos tan vulnerables como después de una victoria.
¡Cuidémonos! ¡Seamos cautos! Reforcemos en esos momentos nuestra vida de oración, nuestra conexión con Dios y dependencia al Espíritu Santo.
La depresión y el desánimo nos llevan a la autocompasión y a desear morirnos.
Elías había perdido la objetividad, estaba cegado. ¿Quién le había dicho que tenía que ser mejor que sus padres? Dios no... Dios sabía que él tenía todo lo necesario para ser un buen líder. Elías había logrado vencer la batalla contra los profetas de Baal y Asera pero Satanás le estaba ganando la batalla de la mente.
Este ejemplo es clave por que, aunque Elías había sido el vencedor, Satanás había logrado que en su mente él se sienta derrotado y acabado. Dios lo había llamado para una tarea especial no para que se comparara con nadie. Pero cuando estamos desalentados no vemos más allá de nosotros mismos y de nuestras circunstancias.
1 Reyes 18:13
¿No ha sido dicho a mi señor lo que hice, cuando Jezabel mataba a los profetas de Jehová; que escondí a cien varones de los profetas de Jehová de cincuenta en cincuenta en cuevas, y los mantuve con pan y agua?
Elías se había olvidado lo que Abdías le había dicho poco tiempo antes.
En momentos así de desaliento busquemos a nuestro mejor amigo, el Espíritu Santo, que nos dice: “No estás sólo en medio de la cueva, yo estoy contigo.
¿Qué tenemos que hacer para encontrarnos con Dios?
1. Recurrir a nuestro consolador. Una de las mejores cosas que podemos hacer al estar dentro de la cueva del desaliento, es el explicarle a Dios con toda claridad cuáles son nuestros sentimientos frente a lo que nos ocurre. Entonces nuestro Consolador, el Espíritu Santo, nos recordara la Palabra de Dios que se aplica a nuestra situación.
2. Si nuestras emociones están desafinadas, no hagamos nada. ¡DESCANSEMOS! Cuando estamos enfrascados en nosotros mismos, vayamos a dormir. Mañana será otro día. Basta a cada día su propio afán. Leamos salmos.
Hay quienes desean dejar todo cuando pasan por la cueva del desaliento. Quieren dejar el trabajo, el ministerio, la iglesia, etc. No debemos tomar decisiones permanentes por culpa de emociones temporales ni basándote en tus sentimientos.
¡Déjate guiar por tu Pastor!
3. Dios le dijo a Elías: “¡Levántate!”.
Es lo mismo que te dice a ti... ya lloraste lo suficiente, ya le diste vueltas al asunto, ahora cambia tu actitud. Dios te mira en la cueva y te dice: “¿Qué haces ahí? Ese no es tu lugar, tu lugar es aquí conmigo en mi Presencia”.
V. 11 Sal y ponte delante de mí, en la montaña, pues voy a pasar por aquí le dijo el Señor”.
Salmos 23:3
Confortará mi alma; Me guiará por sendas de justicia por amor de su nombre.
4. Alaba a Dios. A Elías le pidió Dios subir al monte. Eso nos habla de tener una mayor comunión con Dios, de intensificar nuestra vida de oración y sobre todo de alabanza.
Cuando alabamos, ponemos a Dios en el único lugar donde debe estar... En el centro de nuestras vidas.
“Cuando no tengs ganas de buscar a Dios, es cuando más tienes que buscarlo.”
Para poder seguir a #Jesus, es necesario tener un tiempo de oración, ayuno, aprendizaje de su palabra y una serie de disciplinas que nos ayudan en nuestra vida cotidiana, si quieres tomar alguna clase al respecto, registrate en el siguiente botón:
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